jueves, 12 de marzo de 2015

"Qué te gusta, qué te gusta!"

¿Os han dicho alguna vez esa frase? 


"Qué te gusta, qué te gusta..."
O... "mira qué eres ¿eh?"  

La verdad es que me encantan ese tipo de locuciones y expresiones "de la calle" que por alguna razón se propagan a la velocidad de la luz y mucha gente las acaba usando como parte de su vocabulario diario. Quizás hasta se encuentren en el diccionario de la Real academia de la Lengua Española, la verdad es que no me extraña. Os dejo que hagáis la búsqueda...

Ayer un alumno me repetía esa frase en clase, como tantas otras veces (Antes de seguir, recuerdo que soy profe de inglés, y actualmente sólo doy clases a adultos). La razón por la que lo decía es porque, como es habitual en mí, me gusta la guasa y eso del sarcasmo y la ironía, y sin intención de ofender a nadie, me gusta hacer lo que decimos por aquí "dar un poco de caña". Y ahí tenemos otra de esas expresiones tan peculiares. En mis clases soy "muy yo", ya me lo decía mi amiga Myriam la primera vez que me tuvo como profe, y que parece ser lo que más le sorprendió, que yo era en mi papel de profe tal cual soy en la vida real. Esto lógicamente es un halago, puesto por muy Géminis que soy, al menos parece que sólo tengo una cara...¿o no? 

El caso es que en mis clases tengo que provocar la conversación y no siempre es fácil, ya que los alumnos están cansados después de una larga jornada de trabajo y/o estudio, o no saben cómo expresarse en inglés, o ese día están más faltos de ideas. Así que una tiene que ingeniárselas para utilizar cualquier recurso que ayude a comenzar un diálogo y discusión entre los alumnos. Y ahí es donde entra en juego mi particular sarcasmo, ironía, y "dar caña". 

Siempre me ha gustado pensar y repensar sobre las cosas, creo que de eso ya hablaba en mi post de "Chichones y manos de trapo". Y cuando hay una discusión en clase, me gusta hacer que la gente piense y repiense conmigo, es decir, plantear dudas razonables, cuestionarlas, debatirlas, generar opiniones o contribuir a modificarlas, etc. En definitiva, me gusta el debate, y por lo general incido mucho en cultivar el pensamiento crítico en mis alumnos. Creo que desde antes de ser profe ya lo hago, y en mi vida profesional sobre todo, tanto cuando enseñaba a niños como ahora que llevo un par de años con adultos. 

Tengo la impresión de que este valor lo debo de llevar en la sangre, ya que hay muchos abogados en mi familia, empezando por mi abuelo que descansa en alguna estrella por ahí arriba, y ya sabemos que los abogados son los reyes del cuestionar las cosas. Por otro lado, y partiendo de la base de que la vida es mucho más divertida con un toque de humor, mis intenciones por generar un debate en clase por supuesto suelen ir acompañados de una pizca de ingenio, porque está demostrado que las experiencias que resultan agradables y significativas son más fáciles de retener en la mente, mientras que contenidos más aburridos o carentes de motivación tienden a ser fácilmente olvidados. Y esto también viene de familia, que nos caracterizamos por esa "guasa" particular.

En mi clase de ayer tarde nos reímos mucho, la verdad. Me gusta reírme, y me encanta que la gente se ría. Disfruto mucho con mi trabajo y siempre intento pasarlo bien en mis clases, porque no sólo es importante que mis alumnos aprendan lo que viene en los libros, sino que es esencial restarle importancia a las cosas para que sean más llevaderas, y el inglés "suele traer de cabeza a mucha gente". Tercera expresión inconfundible en mi post de hoy... 

Ayer estuvimos hablando de la prisa, de la espera, de lo impacientes que somos y de lo que nos cuesta esperar en nuestra vida estresante de correr para aquí y para allá todo el rato. Conversamos sobre los tiempos de espera en el tráfico, cuando conduces y hay mucho tráfico, o cuando eres peatón y tienes que esperar a que el semáforo cambie para cruzar. Qué impacientes somos, que no podemos esperar unos...20 segundos (?) a que cambie a verde. Claro, porque 20 segundos son toda una vida...

Así pues, una vez planteado el tema, estuvimos debatiendo sobre posibles medidas que pueden contribuir a enseñar a la gente a esperar, con calma, con desasosiego, pero sobre todo con alegría y diversión. ¡Porque la vida es muy aburrida si no le damos un toque de humor! 

Dicho esto, proyecté un vídeo en clase sobre una posible opción para reducir el índice de accidentes por causas de imprudencia tanto en peatón como en conductor. Plantea muchas dudas razonables que si os apetece os invito a compartir conmigo aquí en mi blog.

Y con ese vídeo os dejo. El resultado es increíble... 


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